Le miré, con los ojos rebosando de lágrimas, no sabía que hace, ni que decir, así que me di la vuelta y me fui, nunca me he sentido de esa manera. Y él no tardo ni dos segundo en venir detrás de mí. No quería mirarle, tampoco tocarle, no quería nada de él en ese momento, era rabia. Me cogió la cara con las dos manos, y me dijo: Mírame por favor. Le miré a los ojos, y llorando me dijo:
- Lo siento, te lo juro. No quería decir eso, te quiero, por favor, olvídalo todo, lo siento por favor perdóname, no quería te lo juro, no quería...
Y fue entonces cuando le abracé fuerte, y le dije:
+ No hay nada que perdonar.
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