Seguidores

miércoles, 2 de enero de 2013

Ya sabes que va para ti, enano.


"Aún no me he dormido, no. No puedo. Ocupas mi mente entera. No me dejas dormir. Estoy por cogerme el primer autobús que pille y darte los buenos días cuando salgas de casa. Qué locura. Lo haría. Haría cualquier cosa por ti. Por nosotros. Me gusta hablar de nosotros. Contar días es la mayor tontería del mundo. Se puede ser más feliz en un día que en dos años. ¿O no? Yo hoy soy feliz. Aunque sé que lo seré aún más cuando te tenga a escasos milímetros de mi boca. Eso debe ser el cielo. O el paraíso. Mi paraíso. Me gusta tumbarme boca arriba en la cama y mirar las luces y las sombras que se cuelan por mi ventana. ¿No podrías ser tú uno de esos que se cuela cada en el cuarto de ella? Cierro los ojos y nos imagino en un sitio alto, muy, muy alto. Tú y yo solos, por la noche, tumbados. No, no miramos abajo. Miramos hacia arriba, y hay miles de estrellas. Millones. Y me miras. Yo me doy cuenta, pero sigo observando el universo y sus lucecitas parpadeantes. Dejas de mirarme y te miro. Me enamoro cada vez que me miras de reojo. Y me vuelve loca que te muerdas el labio mientras sonríes. Eres precioso, ¿sabes? Tiene mucho que envidiarte esa luna que nos ilumina. ¿Qué tal si le beso? Eso pienso mientras sigues mirando a lo alto. Pero mi mente se queda en blanco cuando me hablas. Es superior a mí. Te quiero tanto, pero tanto... Me miras y me dices que me quieres. Y yo, al ver que no estás nervioso, me acerco. Empiezas a morderte el labio, una vez más. Y yo te imito. ¿Sabes? De cerca tus ojos son mucho más bonitos. Me acerco un poco más, hasta que mi nariz roza la tuya. ¿Y sabes qué? A esta distancia escucho el ritmo al que late tu corazón. Cada vez más rápido. Vuelves a morderte el labio y te sonrío, a la vez que me acerco un poco más. Te oigo respirar. Casi te oigo pensar. ¿Y ahora, estás nervioso? Cierra los ojos, anda. Te beso. El mejor beso de mi vida. El definitivo. El que me dice que eres mío, que estás hecho para mí, que debo estar toda la vida contigo, que no te deje escapar jamás. Decido terminar el beso. El primer beso. Pero ahora eres tú el que se acerca, me dice que me quiere con la mirada, y me besa. Y así cada noche... Creo que decir que estoy enamorada de ti es decir demasiado poco. ¿Enamorada? Más bien entregada. Hace tiempo que mi vida dejó de ser mía. La guardé en la cajita más pequeña que tenía por mi casa, y la perdí. Por eso me sentía perdida yo. Era mi vida la que estaba en juego, pero todo parecía tan difícil.. Tenía las de perder, y lo sabía. Varias veces pensé en buscar esa cajita y tirarla. Tirarla al peor sitio del mundo, con mi vida dentro de ella. Pero nunca tuve el valor de hacerlo. La busqué, te juro que la busqué durante años, pero no la encontré. Supongo que si no la encontré fue por la poca fe que tenía en encontrarla. Desistí. Decidí dejarla allá donde estuviese, porque sabía que tarde o temprano volvería a mí. Y así ha sido. No creas que has aparecido sólo ante mí. No. Tú has encontrado esa caja. Tú me has devuelto la vida. Me has dado la vida. Es por eso que le has dado sentido a todo. Pero no podía darte las gracias sin más y llenarte de te quiero eternos. Eso es demasiada poca recompensa. Me has devuelto la vida, sí. Tú la has encontrado, y si ha sido así es porque debe ser tuya. SOY tuya. Ahora tienes el poder de hacer conmigo lo que quieras. Abrázame, quiéreme, bésame, dame todo el amor del mundo, o haz todo lo contrario. No me importa lo que hagas. Porque confío en ti. ¿Cómo no hacerlo después de haber encontrado eso que tantos años llevaba buscando? Te quiero. Te quiero por encima de todas las cosas. Por encima de cualquier pero. Te quiero de aquí al infinito. No. El infinito se me queda demasiado corto. Lo daré todo. Porque no tengo miedo. Te quiero a ti, conmigo, ahora y siempre. Te querré siempre. Te recordaré en cada discusión lo bonita que es tu sonrisa y lo guapo que te pones cuando estás nervioso. Seguro que estás precioso incluso cuando te enfadas. Quiero vivir eso. No me importa tener alguna que otra discusión. Luego viene la reconciliación. Dicen que eso es lo mejor, ¿sabes? Aunque yo pienso que no puede haber nada mejor que perderse en tu mirada. Aunque eso lo veo una tarea difícil. Para perderme en tu mirada tengo que estar cerca, muy cerca de ti. Y eso me parece una tentación irresistible. Ven, anda. Ven a dormir conmigo. Abrázame. Dime que soy lo mejor que te ha pasado en la vida. Dime que eres mío y de nadie más. Regálame una sonrisa y te regalo la estrella que más te guste de todo el universo. ¿Que quieres la luna? Ven, que te llevo. Que doy mi vida porque seas feliz.
Son las 8:00. Buenos días, mi vida. ¿Sabes qué? No he dormido. No. Nada de nada. No me regañes, anda. Al fin y al cabo ha sido por tu culpa. Ni un solo segundo en toda la noche he dejado de pensar en ti. Ni uno solo. Soy la chica más plasta del mundo, ya lo sé. Yo, que soy lo más simple que hay sobre la faz de la tierra. Pero tú… tú me haces sentir bien. Me haces sentir grande. Te quiero tanto que incluso a veces llego a quererme a mí de manera inconsciente. Me gustaría tenerte aquí para darte los buenos días, esos que tanto ansío. Un par de besos y el desayuno en la cama. ¿Acaso no te gustaría? Te prepararía cada semana tu plato preferido, te llenaría los días de te quiero. Me enfadaría solo para ver cómo me mimas después. Te despertaría de la siesta para que empezases a tirarme cojines a la cara, y acabar con una guerra de almohadas. Te echaría por encima una manta por las noches cuando te quedases dormido en el sofá. Estaría tan cerca de ti como tú quisieras. Para ti, para mí... para nosotros, sería San Valentín todos los días, excepto ese estúpido 14 de Febrero. ¿Flores, bombones? Donde estén las buenas noches y los buenos besos... Donde estés tú... que se quite todo lo demás."

No hay comentarios:

Publicar un comentario